miércoles, 2 de junio de 2010

No era como el reencuentro que cualquier persona podría haber esperado. Era algo sucio, algo frío a la vez que muy caliente. Tan solo recuerdo las ansias, tu cara, tu cuerpo. Y las ganas de morirme que tenia después. Las ganas de morirme que tenía cuando te quería decir adiós. La rabia que me daba que te aceptaran después de todo, después del daño, después de las mentiras.

Pero muerto el perro, se acabó la rabia.

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