domingo, 28 de noviembre de 2010

Al cerrar los ojos tu olor se hacía más fuerte. Mis fosas nasales podría decir que se estremecían, y en mi cerebro de desencadenaban miles de reacciones que mi cuerpo no sabía controlar. No dormía. Aún no.

A dos centímetros de ti me encontraba y no podía conciliar el sueño, tu respirar, tu piel, tu esencia. Alucinaciones. Y al despertar, volvías a desvanecer, por las escaleras.

sábado, 23 de octubre de 2010

Me besabas y me decías que todo saldría bien. Me dabas la mano y me llevabas a mi antigua casa, donde ahora había un ascensor, donde este se paraba y hacíamos nuestro el tiempo.

Me querías, e inexplicablemente yo te amaba a ti también. Me perdía por las calles de tu mundo, de nuestro mundo. Donde no conocía a nadie más a parte de ti. Donde la gente no acababa de aceptar a la gente, donde todo el mundo era un extraño. Empezando por uno mismo y siguiendo por cualquier persona que tuvieras al lado.


sábado, 9 de octubre de 2010

Cuando fui ya no estaba, se había ido. Ni blanco ni negro, transparente. Deseaba que apareciera de golpe en un rincón como diciendo "era broma, jódete". Pero el hecho es que me jodía igual. Me jodía ver como la gente evoluciona, como la gente va de un sitio a otro pensando que a la gente no le importa lo que hagan o dejen de hacer.

Tipo samurai pero en bonito, habrá que buscarle substituto.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Aparecía él. Ni el mar ni la playa ni él. Y salían los temores de siempre, los temores que me hacían pequeña. Como siempre era un momento tenso, un momento difícil y sabía que era de las pocas personas que me podía comprender.

La costumbre, ese gran conocido que mejor no conocer. La no costumbre eso que te hace desconfiar. Ya no te extraño, ya no me haces daño. Eso es.

Y al contacto con la realidad, todo seguía igual. Sangre y muertes.

sábado, 11 de septiembre de 2010

El día de la despedida.

De esta playa de mi vida, te hize una promesa. Y hoy la he cumplido sin querer, sin idealizar el momento, sin prisa, con espontanedad.

Nuestras miradas se cruzaban en un mar de gente. Me sonreías. Te sonreía. No sabiamos donde escondernos. Todo había llegado a su fin, nadie sabia que hacer ni que decir. Nos acercabamos.

Volverte a ver así.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Cuando abrí los ojos seguías allí. Toqué tu piel y jugué con ella. Dormí, otra vez, cinco minutos. Y al abrir los ojos seguías allí, aún no habías desvanecido, seguías siendo real en todos sitios. Hasta en mi mente.

Desperté una semana después y no sabía nada. Sonaba todo como un sueño demasiado lejano, sonaba todo demasiado bonito a la vez que demasiado intimo.

sábado, 21 de agosto de 2010

Me miraste y me hiciste sentir especial. Te sonreí. Hiciste ver que eras tímido.

Te sentaste y me ignoraste. Me senté a tu lado y saqué una camara. Me agarraste el hombro, te acercaste a mi cara. Apreté el botón para capturar la instantánea.

Te desvaneciste y ya era de día.

viernes, 13 de agosto de 2010

Parecía normal. Pero al oír su voz me enamoré. Recordé un sueño en el que me llevaban en brazos, un sueño en el que me perdía en una piscina. Y empecé a imaginar mi vida perfecta, nuestra vida perfecta.

-No lo volverás a ver.

Iba rápido, veloz, no le oía la voz. Ya no parecía normal, era especial. Le habían dado ese don que hace que te vuelvas loca. -¡Mira!-. Y el se fija en ti, y sientes vergüenza, y te quieres morir. Pero sonríes. Es la segunda vez que hoy desafías las leyes de la casualidad.


sábado, 7 de agosto de 2010

Al ver tu cicatriz un escalofío recorrió mi cuerpo. No era la primera cicatriz de ese tamaño que veía, pero supongo que la historia que me resumiste en medio minuto me impactó.

Guardo todos esos detalles en mi bolsillo. El chico que va de blanco, el chico con la camisa de rayas. La chica que llora mientras aguanta el volante.

Espero a que me llegue una señal. Pero no llega, o quizá sí. Pero tampoco las sé interpretar.

sábado, 31 de julio de 2010

El dormir es la muerte de cada día.

Sin saber como ya en la cama ves a todas esas pequeñas personas que de convierten en una.

El chico con la mirada perdida que te sonríe, que te sonrío un año atrás y luego se fue con la chica rubia que no era no bonita. La chica que no era ni bonita que estaba sentada al lado de un chico que la quería solo por lo que llevaba entre las piernas.

Los abrazos perdidos que tu no has pedido, el sudor, la angustia, el pánico. El egocentrismo escéptico. El no saber donde estás, el querer más y no hacer, las dudas. El amor fugaz que de ir tan rápido ni ha empezado. Pero ya ha terminado, y ahora te espera a tu lado, en la cama, para hacerte el amor. Para recordarte que sigues viviendo.

jueves, 29 de julio de 2010

Luz, mucha luz. Una gran ventana sin persianas, miles de libros ordenados sin ningún sentido aparente, alguien constipado no muy lejos de mí, el frió en los pies, el aire calido, el sofá, yo tendida sobre él, esa sensación de tranquilidad.

La ciudad ha despertado y solo puedo parar a contemplar ese gran ventanal, que a la vez me conduce a otro ventanal que me comunica con el mundo real.

Cuando he despertado he estado pensando en el extraño sueño que he tenido. Juraría que no ha durado más de veinte minutos pero me ha aportado una extraña sensación que aún me ha hecho sentir más extraña cuando la primera persona a la que he visto a sido la persona con la que he soñado, ese gran desconocido. La verdad es que antes de tener ese sueño tuve otros, pero antes de dormirme escuchaba esa leve respiración, acompañada a veces de los sonidos típicos de un resfriado. Una respiración que me hacía estar inquieta a la vez que me tranquilizaba.

martes, 27 de julio de 2010

No sabía si apretar los dientes o dejarlos sueltos. Dolía, eran dientes fuertes, a la vez que eran de leche. Sabía que seguramente volverían a crecer. Pero esa vez no era igual que a las otras veces, esas otras veces que no parecía real, esas veces que sabías que era un sueño.

Y poco a poco perdías esas partes que era tuyas, a trozos, sin poder hacer nada. Mientras escupías sangre, mientras el calcio caía sobre tus manos.

sábado, 24 de julio de 2010

-Bésame-pensé.Y me besó. No era un beso dulce, ni mucho menos. Tampoco era el beso que siempre había esperado, distaba mucho de eso. Pero era el adequado para el momento. - hazme tuya, arañame, muerdeme-. Seguí pensando.

Entre wrongs vodkas y substancias de acompañamiento me sentía bien. Era un estado entre euforia y lujuria, o quizá una mezcla extraña de las dos. En un ataque de lucidez arranqué algo de su camiseta, algo para poder recordarlo, algo para poder llevarme conmigo ese momento, algo que al día siguiente me hiciera ver que eso era real, que no me lo había inventado en una de mis múltiples noches de sueños irreales.

Pero desperté a la mañana siguiente y no había nada, ni nadie. No había ni siquiera un nombre, ni un recuerdo de su cara. Me acordaba del sentimiento que me dejó, podía ver los moretones en mi cuello. Pero nada más. Había desvanecido. Sin un nombre, sin un apodo, tan solo con la etiqueta.

viernes, 9 de julio de 2010

de blanco

No era la primera vez que te veía vestido de blanco. Pero esta vez era real y distaba bastante de la primera vez. Aunque seguías llevando un moño la camiseta te iba demasiado ancha. Aunque seguías siendo tú eras totalmente distinto. No quiero decir que no me gustaras, sino que eras distinto. Eras totalmente diferente a como te había idealizado, no eras el principe de mis sueños, no eras aquel con el que había soñado antes de conocerte.


jueves, 8 de julio de 2010

Quisiera desnudar tu pensamiento y lograr entenderlo. Se acabaron las noches y las tardes vacías pensando en ti. Pero no debo, no puedo, ni sé ya lo que quiero.Y ahora es todo tan fácil, tan simple que hasta da miedo. Que hasta parece mentira que me resultara tan difícil comprenderlo. Estás sola pequeña, tu con tus sueños. Y sé que no te quiero y ya sé que no debía ni podía. Porque no eras para mí, no ahora, no en un pasado, no en un futuro. Quisiera que ya fuese mañana, y saber si me besaste. Nunca me había obsesionado tanto en saber el futuro como cuando te veía, en saber que pasaría, en las mariposas en el estómago y esas cosas. En matar las mariposas con tila. Y cuando estoy a tres segundos de rozarme con tus labios,no lo hago porqué sé que no es lo correcto, porqué despierto de mi sueño idílico, porqué sería demasiado egoísta hacerlo. Porqué sigues a mi lado, ahora que todos se han ido, ahora que ya he despertado. Ahora que ya no hay nieve ni arena y solo queda el calor, ahora que creo que no voy a renunciar a nada más.

Me gustó aquel helado de vainillachocolate entre vodkas y parecidos, me gustó aquel intento de huida que acabó donde todo el mundo. Me gustaron mis universos infinitos inventados, me gusto el tacto de tu piel y tus palabras inventadas.

Porqué la verdad es que
tantas cosas sucedieron, sólo yo las puede ver. Todo estaba en mi cabeza, en mi perfecta vida paralela montada en mi cabeza. Y a veces Eran las seis y tú aún me hablabas. Y eso estaba bien porqué me tranquilizabas. Y todo con un paraguas lila, y la imagen de la parada del autobús, la imagen del abrigo que nunca me diste y de la mano que nunca llegué a agarrar.

lunes, 5 de julio de 2010

noches magoetílicas. (ii)

Él con todos los requisitos. Tú con los mismos miedos de siempre, con la inseguridad, con el miedo. Dicen que con el tiempo se pasa(mienten). Acaricias su pelo, te sientes bien. Te toca la mejilla cuando sabes que se va a desvanecer, y no lo volverás a ver. Sabes que no lo quieres, pero deseas saber más de él, deseas compartir algo, deseas que esa noche termine siendo mágica. Y no solo mágica para ti.

Y cuando pasa el tiempo te ves de rodillas en el baño, aguantandote el pelo y
arrepintiéndote por tu inseguridad, arrepintiéndote por no haber dado el paso.

Sí, ha pasado otra vez. Y no han pasado ni dos semanas de la última vez. Vas mejorando bonita.

martes, 29 de junio de 2010

noches magoetílicas.

Se repite, es cierto. Pero es una de las playas de mi vida. Una playa breve, es verdad.

A mis pies el mundo. A mis manos la brisa marina. En mi cabeza su voz. Sueño con que me pronuncies dulces versos en un idioma que no conozco. Sueño con lo desconocido. Anhelo lo desconocido. Idealizo un te amo. Gritado por cualquiera que me pueda hacer sentir amada. ti a amo te. Eso mismo. Lo idealizado, lo perfecto, un plan para llevarlo a cabo.

Y en un ataque de éxtasis, en una descarga de adrenalina me parece reconocerte. Hacía tiempo que no iba a esa playa, hacía tiempo que no hacía ese recorrido. Y no podías ser tú, tu habías marchado tiempo atrás, tú ya no formabas parte de esa playa. No, ahora ya no.

En mi corazón un latido, un hueco, algo que parece palpitar. ¿Qué más esperabas encontrar allí dento entre vísceras?

lunes, 21 de junio de 2010

Allí estabas tú, en una repisa. No hacías nada, solo existías en ese rincón. Me perseguían, me hablaban, lloraba, chillaba, corría. Y allí seguías tú. Y me venía a la cabeza que tu eras mi única salvación. Me daba cuenta de que si ahora lo hacía no significaría nada para mi.

Y te besaba. Y tus labios eran secos, y tenían un gusto raro. No puedo decir que no me gustara, era diferente. Y como siempre imaginaba, si yo daba el paso, tu lo darías. Pero yo no estaba dando el paso, estaba huyendo.

lunes, 14 de junio de 2010

En mi estado etílico te recuerdo. Eres borroso, confuso, mágico. Me haces sentir todo aquello que no se puede sentir en una situación normal. Me acerco a ti, te huelo, te toco, te siento. Pero desvaneces. Marchas.

Tu pelo, lo mejor de ti. Tus movimientos, que me seducen. Tu sonrisa. Y sueño con besarte, con perderme a tu lado. Sueño con dirigirte la palabra, con que sepas tu nombre. Pero con tu olor me basto.

miércoles, 2 de junio de 2010

No era como el reencuentro que cualquier persona podría haber esperado. Era algo sucio, algo frío a la vez que muy caliente. Tan solo recuerdo las ansias, tu cara, tu cuerpo. Y las ganas de morirme que tenia después. Las ganas de morirme que tenía cuando te quería decir adiós. La rabia que me daba que te aceptaran después de todo, después del daño, después de las mentiras.

Pero muerto el perro, se acabó la rabia.

lunes, 17 de mayo de 2010

Te hice una promesa.

Volverte a ver así.
0,5
Había un paso de tren, de esos que pasan por debajo de una carretera en un pueblo de playa. De golpe cerraban las puertas, y allí me encontraba yo, sin saber que hacer.

El primer día no pasaba nada. El segundo día me ponía a caminar, debía llegar a Barcelona, debía llegar a mi destino. Era el primer día. Debía de ser el primer día del resto de mi vida.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Esta playa de mi vida.

Aún recuerdo el día que bautice como el día de "esta playa de mi vida".

1.

A estas alturas ya no distingo lo que ocurrió en realidad y lo que ocurrió en mi cabeza. Primavera. Viento. Rocas. Nadie decía nada. Nadie tocaba a nadie.

En frente dos edificios, un quiosco y el mar. Tres personas. Dos chicos, otra chica (y yo). Los edificios parecen los de la torre Mapfre, pero esa no es su playa.
Pasaron las olas, se llevaron la arena. Cambió la playa.

2.
2.1
Tras una noche mágica. Tras una mañana apaciguadora. Eres tu. Eres quien me despierta. Allí estamos, con el sol de cara, con tu no-calor. Con todas esas cosas que te hacen especial

2.2
Allí estás tú. A veinte metros de mí. Pero no puedo tocarte, no puedo llegar a ti. Si lo hago me pierdo, si no lo hago te pierdo a ti. Difícil elección. De hecho podrías ceder tu, como quien no quiere la cosa. Podrías acercarte y saludar, como sería lo normal. Pero no. Es la playa de mi vida. Es la playa de mis decisiones. Y cuando decido ir ya te has marchado.

lunes, 3 de mayo de 2010

fruto de nuestros cuerpos.

Estábamos en una piscina, lo recuerdo como si hubiera sucedido ayer mismo. No nos conocíamos, incluso en nuestra mirada había odio. Pero te acercabas, como retándome y me besabas. Estábamos en una fiesta, tu ibas en un traje de color crudo y yo en un vestido de lino.

Sin saber como perdíamos la ropa por ese extraño sitio, la dejábamos como si fueran flores, como si fuera lo normal que estuviera allí. Y había una piscina, donde nos perdimos sin ropa. Donde si no nos ahogo el agua, nos ahoguemos por falta de tiempo. Nos ahoguemos porque nuestro libido podía con nosotros, las ansias. Nos ahoguemos por querer más. Me ahogué por agarrarme demasiado fuerte a su espalda.

Y pasaba el tiempo, y tu pelo seguía rubio, agarrado en medio de la cabeza, tipo samurai pero en bonito. Y algo crecía en mi interior, algo que no era solo mio, algo fruto del agua. Pero sobretodo fruto de nuestros cuerpos, de nuestros fluidos, de nuestro amor.

Y estábamos en la hierba, tirados, y no pasaba nada. Tan solo pasaba el tiempo y aumentaban mis ganas de vivir. Solo con mirarnos podíamos respirar, aunque a esas alturas, ya no nos quedaban ni pulmones.

domingo, 2 de mayo de 2010

montserrat.

Al subir la montaña quedábamos agotados, exhaustos. El uno al lado del otro, a un centímetro. Y me besabas, como una estrella fugaz, un visto y no visto. Y me despertaba al día siguiente, sin saber si eso había ocurrido o había sido producto de mi imaginación.

Y de golpe eras tan real, allí, en la puerta de mi casa. Y no sabía si podía besarte, o no. No sabía las reglas de mis sueños. Pero te besaba, arriesgando, con el miedo a perderte para siempre, con el miedo a que te fueras corriendo y no volvieras más.

Pero no te ibas, al contrario. Te acercabas a mí, y me tocabas como nunca nadie lo había hecho. Dulcemente, con pasión y con esos ojos... Con miedo, con ternura. Con el miedo a equivocarnos, eso es. Y me mirabas, y me decías que lo único que importaba era que a partir de ahora haríamos cosas que nunca habíamos imaginado, que no te importaba no ser el primero.