No sabía si apretar los dientes o dejarlos sueltos. Dolía, eran dientes fuertes, a la vez que eran de leche. Sabía que seguramente volverían a crecer. Pero esa vez no era igual que a las otras veces, esas otras veces que no parecía real, esas veces que sabías que era un sueño.
Y poco a poco perdías esas partes que era tuyas, a trozos, sin poder hacer nada. Mientras escupías sangre, mientras el calcio caía sobre tus manos.
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