domingo, 18 de diciembre de 2011

Ese inmenso vacío que viene tras ese tic-tac, tras ese salvaje respirar. Ese inmenso vacío que viene persona tras persona. Otoño tras otoño. Ahora ya sin mar.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Tú y tu ego. Yo y mi herida. Él y su forma de mover mis mares. De hacerme correr hasta la corriente que me lleva a sus pies ( a mi perdición).

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Ese instante en el que empiezas a morderte las uñas al azar. Ese mismo instante en el que te corroe la ansiedad. Quiero saber más. Mucho más. Quiero hacer de ti mi mayor entretenimiento, mi juego infinito. Quiero pasar de tu indiferencia y crear mi indiferencia. Hacer una explosión de algo inexplorable e inexhaurible.

Jugar a perdernos bajo las sabanas y no encontrarnos jamás. Levantarnos lejos y que eso no nos importe, seremos mucho más fuertes que todo ese rollo, todos esos torrentes de mariposas e insectos dentro el cuerpo. Todos sabemos que los bichos mueren y nuestro (mi) veneno puede ser demasiado fuerte.

lunes, 31 de octubre de 2011

Volvamos a hablar de noches magas y etílicas. De noches sin sentido, abismales. De ese tipo de de noches que solo te pueden hacer perder (en ese bucle de no sentido infinito).

Allí me encontraba yo (y tú). Allí se encontraba la mitad de la humanidad sin saber que decir, sin saber que hacer, sin saber donde mirar. ¿Actuamos? ¿Y si actúan? No puedes perder por ganar, pero si ganar por perder ( y al revés, ¿me entiendes?).

Creo que te odio. Creo que empiezo a odiaros a todos. Por no dejarme ganar y perder. Por no dejarme llevar por todas esas corrientes invisibles de hormonas y desesperación. Supongo que hablamos de miradas, caricias y contacto físico. Por las barreras invisibles de la conciencia, de la sociedad, de los contratos de las relaciones. Dime una cosa,¿has ganado o has perdido? ¿Volverías atrás? Yo diría que si... sin dudarlo una vez más..

miércoles, 19 de octubre de 2011

Una silla.
Una perra.
Una mirada fugaz.
Ibas desnudo (te desnudé).
Me mirabas fijamente esperando algo, esperándome a mi. A mi respuesta, a mi cara inmóvil [¿Cómo una cosa que está a punto de estallar puede ser inmóvil?]. Y de golpe te balanceabas hacia mí, arañabas mi pecho (ahora también desnudo). Y mis colores cambiaban de pálido a rojo. De rojo a furia, a ira.
Una mirada encontrada.
Una puerta.
Un adiós.

lunes, 25 de abril de 2011

En un maldito caos nos caían a todos las lágrimas. Lo que hacía tantos años nos venían avisando estaba sucediendo, pero algunos habían decidido avanzarse. Nos mirábamos desconsolados entre todos mientras nos dábamos cuenta de que podíamos vernos el interior, porque eramos débiles, porque las circunstancias nos dejaban serlo. Abrazos, besos y palabras perdidas en el ambiente. Gente desesperada que intentaba por todos los medios recuperar a sus seres queridos. A sus seres casi ya no queridos porque en breves iban a desaparecer.

De golpe se abría una puerta, y todo parecía tan normal. Aparecía algún individuo que alguien ya daba por desaparecido. Aparecían mis seres queridos haciendo como que allí dentro no había estado a punto de pasar nada. Como si el mundo no se hubiera parado en esas cuatro o cinco horas.

domingo, 17 de abril de 2011

Miradas furtivas que dicen lo que no dicen nuestras paradas. Me miras, te miro y de golpe hacemos ver que eso no va con nosotros.

Miradas salvajes que te desnudan, que lo desnudan. Que te hacen sonreír, que te hacen sonrojar. Cierra los ojos y hazte a la idea de que no es real, aprieta las manos y pide un deseo.

Desvaneció.

lunes, 28 de marzo de 2011

Hablamos de amaneceres y de cuando los viajes se hacían infinitos por culpa de la ansiedad. Esa ansiedad que me provocaba el solo hecho de estar a escasos metros de ti.

Hablamos de cuando evitaba respirar por no pensar en ti, cuando intentaba dormir pero había una extraña explosión en mis fosas nasales. De esos escasos momentos que se pueden contar con una mano.

Hablamos de eso que hemos hablado tantas veces, de la historia repetitiva, de que no te he vuelto a ver, de las caricias que nunca nos hemos dado y de las miradas que hemos dejado perder.

domingo, 20 de marzo de 2011

Cuando lo volví a ver había cambiado. Ahora usaba un abrigo de esos que usan los señores importantes y zapatos de arreglar. No me dio tiempo a ver mucho más, pero algo dentro de mí dio un vuelco. Algo dentro de mí me dio un poco de esperanza.

No había desaparecido, seguía por el mismo sitio de siempre, lo único que cambiaba eran los hábitos. Era cuestión de que el mundo quisiera que me lo encontrara, que el mundo me hiciera coincidir.

Cuando lo volví a ver yo también había cambiado. Usaba zapatos de esos que llevan tacones y no me dio tiempo a pensar, tan solo sonreí.

sábado, 19 de marzo de 2011

Dejábamos la playa a nuestra derecha mientras hacíamos quilómetros sin sentido. Sin sentido para los demás pero con un sentido del todo válido para nosotros.

Nosotros, que gran palabra, nos hacía únicos. Y cuando digo únicos no quiero decir especiales, porque eramos muy vulgares, muy típicos. Pero ese nosotros solo nos implicaba a los dos, a ti y a mí. Un juego en el que los demás eran actores secundarios, en los que solo participaban por curiosidad.

Dejabamos la playa a nuestra derecha mientras evitábamos mirarnos. Sin mirarnos para evitar que todo aquello que ya sentíamos se hiciera presente, para evitar los silencios incómodos, para evitar oír el sonido de las olas al chocar con nuestro coche, con tú coche.

domingo, 27 de febrero de 2011

Me decías que nada importaba, que todo daba igual. Y yo sabía la importancia de eso, la importancia de todo eso que no me decías pero las palabras susurraban.

Venía el agua, y las miradas, y tu cara cambiaba, ya no eras el mismo. Te habían cambiado. Y alguien miraba por la ventana, que seguía abierta.

Y de golpe venia alguien, y te decía que te esperaba un futuro mejor.

martes, 15 de febrero de 2011

Intentas retar al mundo manteniendo la mirada. Un segundo. Dos. Tres. Ya parece extraño. Miras a tu alrededor y solo hay frialdad, todo aquello que nunca habías imaginado de la manera más surrealista. Un segundo.Dos. Tres. Y vuelve a pasar, como un punto de apoyo.

Te vas a perder si sigues así. Te vas a encontrar. Cierra los ojos y verás que nada es real. El mundo en su cabeza. El sol reluciendo. Eso es, como siempre. Nada cambia .

domingo, 30 de enero de 2011

Más allá de que pareciera o no real, cuando nuestras miradas se encontraban había una cara de sorpresa. Me dabas dos besos que de golpe se convertían en uno y otro medio que terminaba en la comisura de los labios. Pero tú sabías que ese no era tu sitio. Esa no era la playa. Tú no eras el indicado, y los tiempos eran difíciles.

Y en las habitaciones en llamas te llamaba en silencio. Te quería abrazar, te recordaba como tiempo atrás cuando dejaba sonar la música para que todo pareciera más real y perfecto. Para que almenos pudiera sentir algo en esos momentos vacíos. Y tras ese beso desvanecías, con el humo.

miércoles, 26 de enero de 2011

un despertar con resaca en un amanecer rosado.

La persiana no estaba bajada, de hecho no sé ni si había persiana. Lo que si sé es que podía ver todo el exterior, podía ver una chimenea apagada, una teja mal puesta y la ropa tendida de un edificio a unos 50 metros.

¿Y a cincuenta metros que deberían ver ahora que se hacía de día? Mi mano acariciaba su piel, que dormía a mi izquierda, que respiraba con tranquilidad, casi como si estuviera muerto. Empezaba a estar frío y yo intentaba taparme con cada fragmento de la sabana que no existía.

Me levanté y fui al lavabo. Intenté taparme, como en las películas pero nadie había pintado una sábana en ningún momento en esa habitación. Nadie lo había imaginado así. Empecé a oír los primeros ruidos de la mañana: una persona tosiendo en la nada, un camión de la basura solitario, una cafetera de lejos (quizá a cincuenta metros) y al final la tapa del inodoro rompiendo con esa tranquilidad.

El gusto a café, los pies mojados caminando lentamente, la mañana.

miércoles, 12 de enero de 2011

y nunca hize realidad.

Te miraba y era diferente. Tus facciones cuadradas seguían allí, pero te habías cortado el pelo y te habías quitado ese punto interesante. No era ni un punto interesante, pero era tal y como estabas escrito en mi cabeza. Tus piernas inamobibles, tus brazos flacos. Tus muñecas que acompañaban a tus brazos que se movían con sutileza y firmez.

Se había terminado. Sin saber como ya no despertabas nada en mis amaneceres. En mis cerrares de ojos. En mis fosas nasales explorando el mundo, tu mundo, tu cuerpo.

Buenas tardes. y nunca hize realidad.