Al cerrar los ojos tu olor se hacía más fuerte. Mis fosas nasales podría decir que se estremecían, y en mi cerebro de desencadenaban miles de reacciones que mi cuerpo no sabía controlar. No dormía. Aún no.
A dos centímetros de ti me encontraba y no podía conciliar el sueño, tu respirar, tu piel, tu esencia. Alucinaciones. Y al despertar, volvías a desvanecer, por las escaleras.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hay fantasmas q se desvanecen, pero siempre están presentes.
ResponderEliminarBesos.
Me has recordado a dormir en compañía de alguien que te gusta.. :)
ResponderEliminar